El Instituto Guatemalteco de Migración (IGM) informó que el martes 4 de febrero, llegó a Guatemala un vuelo con 78 guatemaltecos retornados provenientes de El Paso, Texas, Estados Unidos.
De acuerdo con registros de Migración, de los 78 retornados, 65 son hombres, y 16 mujeres.
Las estadísticas muestran que del 1 de enero al 4 de febrero de 2025, un total de 3,550, (mujeres, hombres, menores acompañados y no acompañados), han sido retornados, todos procedentes de Estados Unidos.
Por otro lado, los niños y niñas acompañados, han sido 288, 5 en vuelos extraordinarios y 283 en vuelos programados. De igual manera, 292 menores no acompañados (NNA), 6 en vuelo extraordinarios y 286 en vuelos programados.
Empezar de nuevo y ahora con deudas
Muchos de los guatemaltecos que emprenden la travesía hacía Estados Unidos lo hacen principalmente en busca de una vida digna, con la que puedan superarse en todos los aspectos, especialmente en lo económico.
Lourdes, de 25 años, un nombre ficticio que daremos a una de las guatemaltecas deportadas el miércoles 5 de febrero, narra como ella y sus padres adquirieron una deuda con un “coyote”, quien les cobró Q90 mil por el viaje.
Tenía poco más de un año de estar laborando en Estados Unidos. Enfatiza que el trayecto no fue fácil, pero aferrada a su esperanza, tuvo el valor de soportar la adversidad, sabiendo que al final de todo tendría la oportunidad de apoyar a sus padres con el pago de la deuda.
Ahora se enfrenta a un futuro incierto y una deuda pendiente. Explica que las condiciones laborales en Guatemala no permiten superarse a todos.
Con mucho esfuerzo de sus padres concluyó la secundaria, pero las necesidades en su hogar la obligaron a trabajar como empleada doméstica un par de años. Cansada de lo que ella considera un sueldo miserable, el cual era muy por debajo del salario mínimo con extenuantes jornadas laborales de 12 horas diarias. Un día tomó la decisión de irse, al observar que muchos de su comunidad lo habían logrado.
Habló con sus padres, quienes al principio se negaron, pero su insistencia logró convencerlos.
La casa que a sus padres les tomó años y esfuerzo adquirir, fue usada como garantía para conseguir el dinero con el banco, y ahora siente una responsabilidad para saldar esa deuda, consciente que le tomará alrededor de una década . Eso sin contar con atrasos o contratiempos que pueda enfrentar y lo que esto representa ante una entidad bancaria, que en la mayoría de ocasiones es implacable.
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