Hace unos días se celebró el famoso concurso “Word’s Ugliest Dog” (El perro más feo del mundo). Este evento lleva 50 años desarrollándose y el objetivo no es burlarse de los canes, sino demostrar que “el pedigrí no define a una mascota”, además de resaltar a perros especiales y únicos. En el 2024, el jurado eligió a Wild Thang como ganador, no solo por su fealdad, si no por su historia.
La quinta participación
Wild Thang es un pequinés de ocho años, nació en Los Ángeles, California y actualmente vive en Oregon con su propietaria Ann Lewis, quien recibió $5,000 por tener el título mundial.
En su intento número 5 en el concurso se viralizó su historia. El pequinés contrajo moquillo en un refugio cuando era cachorro, pese a las complicaciones, Wild Thang sobrevivió con varias secuelas que forman parte de sus rasgos ganadores. Entre las características físicas se destaca el que no tenga dientes, mantiene la lengua afuera y tiene problemas en su pata delantera derecha porque pareciera que remara todo el tiempo.
Aunque nunca le han cortado el pelo, con un buen baño, atención, cuidados veterinarios y amor incondicional, muestra que puede llegar a ser una mascota maravillosa, llena de energía, alegría y lealtad.
Segundo lugar
En el concurso se pudieron apreciar mascotas de todas las razas y tamaños que llegaron al corazón de millones de personas, enviando un mensaje de amor incondicional.
Otra mascota que acaparó la atención fue Rome, un pug con discapacidad de 14 años. Rome es tuerto, tiene las patas arqueadas por lo que está en una silla de ruedas. El propietario lo lleva a visitar pacientes de hospicios y es parte del equipo Wheeling Pug Relay, que se encarga de recaudar dinero para comprar sillas de ruedas para perros, de momento han podido apoyar a siete perros en Ucrania.
Un mensaje de amor
Estimado lector, resaltamos que el objetivo de esta nota no es burlarse de los perros, es hacer conciencia de cómo en distintos espacios podemos apoyar y hacer una diferencia. La mayoría de los concursantes eran perros rescatados, los propietarios tratan de darle la mejor calidad de vida y a través de las fotografías, podemos tener una caricia al corazón. A pesar de su fealdad, lo que importa es que son felices y que les brindan ese amor incondicional que solo un perro le puede dar a su amo.