Guatemala enfrenta el desafío de la violencia y el delito con un enfoque estratégico y participativo, centrado en el respeto a los derechos humanos, la gobernabilidad democrática y la articulación intersectorial. Bajo el liderazgo del Ministerio de Gobernación, el país ha implementado una serie de iniciativas que buscan no solo reducir los índices de violencia, sino también promover una convivencia pacífica y segura para todos los ciudadanos.
Un pilar fundamental de esta estrategia es la Política Nacional de Prevención de la Violencia y el Delito, Seguridad Ciudadana y Convivencia Pacífica 2014-2034. Este marco político establece un plan a largo plazo para abordar las causas estructurales de la violencia, promoviendo la participación ciudadana y la coordinación entre instituciones públicas, organizaciones comunitarias y actores internacionales.
A pesar de su visión integral, la implementación ha enfrentado retos, como la falta de herramientas técnicas para su aplicación efectiva en los territorios y la necesidad de una mayor articulación intersectorial. Sin embargo, los avances son notables.

Comisiones de Prevención: La Fuerza de la Comunidad
La creación de 248 Comisiones de Prevención a nivel comunitario marca un hito en el fortalecimiento de la gobernanza local. Estas comisiones, integradas por ciudadanos y líderes locales, trabajan en la identificación de problemáticas específicas y en la implementación de estrategias adaptadas a cada contexto.
Para 2026, el Ministerio de Gobernación planea establecer las 22 Comisiones Departamentales, priorizando ocho departamentos con altos índices de violencia. Este esfuerzo busca no solo prevenir el delito, sino también empoderar a las comunidades para que sean protagonistas de su seguridad.

Lucha contra la Trata de Personas
En el ámbito de los delitos transnacionales, el Ministerio de Gobernación, en coordinación con la Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas (SVET) y la Secretaría General de Planificación y Programación de la Presidencia (Segeplan), lidera la elaboración de la Política contra la Trata de Personas.
Este delito, que genera millones de quetzales en ganancias ilícitas, afecta principalmente a mujeres, niños y adolescentes. La estrategia incluye la capacitación de agentes policiales, campañas de sensibilización y el fortalecimiento de unidades especializadas.

Protección a Sectores Vulnerables
El enfoque del Ministerio también prioriza a los sectores más vulnerables, con programas específicos para la niñez y las mujeres.
- Niñez: Se han implementado programas en escuelas y espacios públicos para prevenir la integración de menores en pandillas y el consumo de sustancias ilícitas. Estas iniciativas incluyen talleres, dinámicas educativas y campañas de sensibilización en zonas de alta afluencia, fomentando un entorno seguro para los jóvenes.
- Mujeres: Los Centros de Apoyo Integral para Mujeres Sobrevivientes de Violencia, respaldados económicamente por el Ministerio, ofrecen asistencia legal, psicológica, social y médica. Además, proporcionan albergues temporales y líneas de emergencia para garantizar una atención inmediata. Estas acciones se complementan con redes de acompañamiento que empoderan a las sobrevivientes para continuar su proceso de recuperación.

Seguridad Vial: Un Compromiso con la Vida
La seguridad vial es otra área prioritaria. El Departamento de Tránsito de la Policía Nacional Civil lidera campañas educativas en escuelas y universidades, alertando sobre los riesgos de la conducción temeraria, el consumo de alcohol al volante y el exceso de velocidad.
Estas iniciativas incluyen dinámicas interactivas y la entrega de cascos certificados para motoristas, en colaboración con entidades públicas y privadas. Además, se realizan operativos periódicos para prevenir carreras clandestinas, reforzando la seguridad en las carreteras.

Guatemala está sentando las bases para un futuro más seguro, donde la prevención de la violencia y el delito no solo sea una política estatal, sino un compromiso colectivo. Con la participación activa de las comunidades y el fortalecimiento de las instituciones, el país avanza hacia una convivencia pacífica que beneficie a todos sus ciudadanos.