Más de dos décadas después del brutal asesinato de Monseñor Juan José Gerardi Conedera, uno de los crímenes más emblemáticos de la historia reciente de Guatemala, las autoridades capturaron a Darío Morales García, de 61 años, exespecialista del Estado Mayor Presidencial (EMP), tras ser deportado desde Alexandría, Luisiana, Estados Unidos.
La detención tuvo lugar el sábado 26 de abril en las instalaciones de la Fuerza Aérea Guatemalteca (FAG), al momento de su arribo. Morales García tenía una orden de captura vigente desde julio de 2010, acusado de los delitos de ejecución extrajudicial en grado de complicidad y falso testimonio, vinculados directamente al crimen de Gerardi, ocurrido el 26 de abril de 1998.
La audiencia de primera declaración se desarrolla este martes en el Juzgado de Mayor Riesgo D, a cargo del caso.
Un crimen que marcó a Guatemala
El asesinato de Monseñor Gerardi se produjo dos días después de haber presentado el histórico informe Guatemala Nunca Más, parte del proyecto de la Recuperación de la Memoria Histórica (Rehmi), que documentó cientos de abusos y violaciones de derechos humanos cometidos durante el conflicto armado interno.
El cuerpo del obispo fue hallado en la casa parroquial de la iglesia San Sebastián, en la zona 1 capitalina. Desde un inicio, el caso estuvo rodeado de diversas hipótesis: desde un crimen pasional hasta una conspiración política. Sin embargo, con el tiempo, las evidencias apuntaron a una acción planificada y ejecutada por elementos militares.
El proceso judicial derivó en la captura y condena de varios responsables, entre ellos Byron Lima Estrada, Byron Lima Oliva y Obdulio Villanueva, todos vinculados al Ejército. La investigación también señaló la participación de civiles y otros actores del entorno cercano de Gerardi.
¿Quién era Monseñor Gerardi?
Nacido en Ciudad de Guatemala el 27 de diciembre de 1922, Juan José Gerardi fue una figura clave en la defensa de los derechos humanos en el país. Fue ordenado sacerdote en 1946 y ejerció un amplio ministerio pastoral en parroquias del interior. En los años 80 y 90, destacó como obispo y activista por la paz, lo que lo colocó en la mira de sectores poderosos.
Su legado se mantiene vivo a través de la labor de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (ODHAG), que continúa promoviendo la memoria, la justicia y la verdad.
La reciente captura de Morales García no solo representa un paso hacia la justicia, sino que también revive un episodio doloroso para el país, aún marcado por la impunidad de muchos crímenes cometidos durante y después del conflicto armado.
Organizaciones sociales han pedido que el caso avance con transparencia y que se profundice en la identificación de otros posibles responsables que nunca enfrentaron la justicia.
Mientras tanto, Darío Morales García permanece bajo custodia a la espera de su comparecencia judicial. El Ministerio Público no descarta nuevas acciones conforme avance el proceso.