“¡Volvimos, mi coronel!”, dijo uno de los uniformados aliviado, antes de abrazar a sus compañeros, constató la AFP. Las tres horas de recorrido hasta llegar a El Plateado, donde fueron liberados, estuvieron minadas de incertidumbre por el sobrevuelo de un dron y elevadas discusiones de los pobladores con funcionarios de la Defensoría.
Están libres “todas las personas de la fuerza pública retenidas por grupos campesinos engañados del (Cañón) Micay”, escribió el presidente Gustavo Petro en X.
Hoy rindo homenaje a la enorme bandera de la Libertad que creó la República de Colombia.
Han sido liberados todas las personas de la fuerza pública retenidas por grupos campesinos engañados del Micay.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) March 8, 2025
El gobierno considera que los habitantes de la zona fueron “instrumentalizados” por disidentes de las FARC que rechazaron el acuerdo de paz de 2016 y hoy controlan esta región del departamento del Cauca, estratégica para la producción de cocaína.
Los efectivos se encontraron en cautiverio en un centro de reuniones comunitario en la localidad de La Hacienda. Recibieron alimentación diaria, compartían un solo baño sin ducha y estaban vigilados día y noche, según sus testimonios.
Fueron días de “zozobra”, “no sé ni qué día es hoy”, lamentó el teniente coronel de la policía, Diego Álvarez.

La región está controlada en su mayoría por disidentes del Estado Mayor Central (EMC), que llevaba a cabo negociaciones de paz con el gobierno izquierdista de Petro hasta su división en 2024. En las montañas del Micay opera la sección bajo el mando de alias Iván Mordisco que se apartó de los diálogos y aumentó su presión violenta contra el Estado. Otra facción dirigida por alias Calarcá mantiene las conversaciones.
La apuesta de “paz total” del gobierno flaquea, en medio de frustradas negociaciones con las guerrillas y una explosión de violencia que se extiende en distintos puntos del país.
“Película de terror”
Fueron dos días de negociaciones y votaciones internas en la comunidad sobre si debían o no liberarlos. Hacia el mediodía, los líderes dieron finalmente luz verde y cortaron las cuerdas que formaban un cerco alrededor de los uniformados. Con sus pertenencias al hombro y bajo el sol inclemente, caminan unos cinco kilómetros, formados en fila y escoltados por habitantes, algunos de ellos con sus rostros cubiertos.

Una comisión de la Defensoría del Pueblo, el ente encargado de velar por los derechos humanos, los recibió a medio camino.
A lado y lado de la carretera asomaba el verde fluorescente de interminables cultivos de hoja de coca que se perdían en el horizonte. La minería ilegal de oro también contiene un río aledaño.

“(Pienso) en mi familia, en mi esposa, mi hijo, que me están esperando en casa”, dijo con voz agitada el alcalde Nilson Bedoya, el único militar del grupo.
Cuando empezaron los choques con la población, Bedoya fue a ayudar a sus compañeros policías que quedaron atrapados en una tanqueta en llamas. “Parecía una película de terror (…) A Stiven lo aprendió vivo”, recuerda. Finalmente se rindieron.
La caravana de uniformados junto a defensores de derechos humanos se detuvo en una gasolina en la que se encontraban funcionarios de Naciones Unidas.
Al sitio también llegaron unos 20 armados militares, que escoltaron su salida de la zona.
Poco después, los efectivos fueron evacuados en helicópteros y llevados a la ciudad cercana de Popayán, donde se encontraron con autoridades del gobierno.
Nuevas tensiones
Tras la evacuación, surgieron nuevas tensiones en el Cañón del Micay. Cientos de pobladores escalaron una montaña hasta llegar a una base militar estratégica para presionar a gritos la retirada de los soldados de El Plateado.
Los militares arrinconados reconocieron sus armas y objetos personales y comenzaron a salir de la zona rodeada por una multitud enfurecida. Aunque fueron momentos tensos, no se registraron víctimas.

Daniel Molano, defensor del pueblo encargado de la misión, explicó que no es la primera vez que se presenta este tipo de retenciones en la región.
Lo más grave es “la presencia múltiple de diferentes actores ilegales que en su confrontación con fuerzas legales, o entre ellos, pone en riesgo a la comunidad civil que siempre queda en el medio”, sostuvo.
Las fuerzas militares lanzaron en octubre de 2024 la incursión militar “Perseo” para retomar el control del Cañón del Micay.