El presidente estadounidense, Donald Trump, recibirá el 14 de abril en la Casa Blanca a su homólogo salvadoreño, Nayib Bukele, cuya cooperación “se ha convertido en un modelo para otros”, afirmó la portavoz Karoline Leavitt.

Bukele es un gran aliado de Trump, prestándose a recluir a deportados en sus prisiones, sobre todo en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), una megacárcel inaugurada en 2023 para albergar a pandilleros.
En esa prisión fueron excluidos 238 venezolanos expulsados de Estados Unidos bajo la ley de enemigos extranjeros de 1798, acusados sin presentar pruebas de pertenencia a la organización criminal Tren de Aragua. Venezuela lo considera un secuestro.
“Hablarán sobre la colaboración de El Salvador para usar su prisión de máxima seguridad para los pandilleros del Tren de Aragua y la MS-13”, afirmó Leavitt en rueda de prensa.
En esta “visita de trabajo oficial” Trump tendrá la oportunidad de agradecer a Bukele su cooperación. Lo ha hecho varias veces públicamente.
Desde marzo de 2022, Bukele libra una “guerra” contra las pandillas amparadas en un régimen de excepción, bajo el cual más de 83.000 personas han sido detenidas. Unas 8.000 fueron liberadas por ser inocentes.
Según organizaciones locales de derechos humanos, 368 personas han muerto en las cárceles de El Salvador durante el régimen de excepción.
Acercamientos anteriores
El pasado 3 de febrero, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ofreció recluir en la megacárcel de su país a peligrosos “criminales” estadounidenses y extranjeros enviados desde Estados Unidos, en la visita que hizo a El Salvador el secretario de Estado, Marco Rubio.

Bukele decidió “aceptar para deportación de cualquier extranjero ilegal en Estados Unidos que sea un criminal de cualquier nacionalidad”, como los de la pandilla MS-13 (de El Salvador, Honduras y Guatemala) y el Tren de Aragua de Venezuela, afirmó Rubio en ese momento.
Rubio aceptó con satisfacción la propuesta y dijo estar “profundamente” agradecido con Bukele, cuya guerra contra las pandillas aumentó su popularidad en El Salvador y en otros países, incluso en Estados Unidos entre simpatizantes del presidente Donald Trump.