La reciente visita del secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, a Guatemala marca un hito en las relaciones bilaterales entre ambos países, especialmente en el contexto de la política migratoria y las tensiones geopolíticas en Centroamérica. Durante su encuentro con el presidente Bernardo Arévalo, Rubio anunció un aumento del 40% en los vuelos de deportación desde Estados Unidos, un acuerdo que refleja la prioridad de la administración Trump en controlar la migración irregular.
Sin embargo, esta visita va más allá de las deportaciones: es un reflejo de las complejas dinámicas políticas, económicas y sociales que definen la relación entre Washington y Guatemala.
El acuerdo migratorio: un compromiso con costos
El acuerdo alcanzado entre Rubio y Arévalo establece que Guatemala recibirá un 40% más de vuelos de deportados desde Estados Unidos, incluyendo no solo a connacionales, sino también a migrantes de otras nacionalidades que serán repatriados desde suelo guatemalteco. Este compromiso es crucial para la administración Trump, que ha hecho de la migración irregular uno de sus principales focos de atención.
Sin embargo, este acuerdo no está exento de controversias. Para Guatemala, un país con una economía frágil y una alta dependencia de las remesas enviadas por sus migrantes en EE.UU., aceptar un aumento en las deportaciones podría tener importantes repercusiones sociales y económicas.
Según datos oficiales, más de 3,2 millones de guatemaltecos viven en Estados Unidos, muchos de ellos de manera irregular. Las remesas que envían representan una parte vital de la economía guatemalteca, superando incluso los ingresos por exportaciones y turismo.

El respaldo a Arévalo y la lucha contra la corrupción
Uno de los aspectos más destacados de la visita fue el respaldo explícito de Rubio al gobierno de Arévalo, quien llegó al poder con una promesa de lucha contra la corrupción. “Me gustaría elogiarle por su compromiso con la democracia y con las instituciones”, afirmó Rubio durante la conferencia de prensa conjunta.
Este respaldo es significativo, ya que Arévalo enfrenta una fuerte oposición interna, particularmente de sectores conservadores y de la élite política que intentaron impedir su llegada al poder. La Fiscalía General, liderada por Consuelo Porras —sancionada por EE.UU. por obstruir la justicia—, ha sido un obstáculo para las reformas anticorrupción prometidas por Arévalo. Rubio no mencionó a Porras durante su visita, lo que sugiere que la administración Trump no tiene intención de levantar las sanciones contra ella.
Implicaciones geopolíticas: Taiwán y China
Guatemala es uno de los pocos países en América Latina que mantiene relaciones diplomáticas con Taiwán, en lugar de reconocer a China. Este tema fue abordado durante la visita de Rubio, quien elogió a Guatemala por su postura frente a lo que describió como la “amenaza china”.
En un contexto en el que Estados Unidos busca contrarrestar la influencia de China en la región, el apoyo a Guatemala se convierte en una pieza clave de su estrategia geopolítica. Sin embargo, este alineamiento con Washington podría limitar las opciones de Guatemala para diversificar sus relaciones internacionales y atraer inversiones de otros actores globales.

Perspectivas a futuro
La visita de Rubio deja en claro que la migración seguirá siendo un tema central en la relación bilateral. Sin embargo, también abre la puerta a una mayor cooperación en áreas como la seguridad y la infraestructura. Arévalo anunció la creación de una nueva fuerza de tarea fronteriza, respaldada por EE.UU., para combatir el crimen organizado y el tráfico de drogas. Además, se discutieron proyectos de infraestructura que podrían ser financiados con apoyo estadounidense, como la expansión de puertos y la construcción de carreteras.
No obstante, los desafíos son considerables. El aumento en las deportaciones podría generar tensiones sociales en el país.. Además, la dependencia de las remesas y la fragilidad económica hacen que Guatemala sea vulnerable a las decisiones políticas de Washington.
Por otro lado, el respaldo de EE.UU. al gobierno de Arévalo podría fortalecer su posición interna frente a los sectores que buscan desestabilizarlo. Sin embargo, este apoyo también podría ser percibido como una intromisión en los asuntos internos del país, lo que podría generar críticas desde algunos sectores.
El éxito de esta relación bilateral dependerá de la capacidad de ambos gobiernos para equilibrar sus intereses y prioridades. Para Guatemala, el desafío será aprovechar el apoyo estadounidense sin comprometer su soberanía y su agenda interna. Para Estados Unidos, será crucial garantizar que su política migratoria no genere más inestabilidad en una región ya de por sí frágil.